sábado, 24 de enero de 2009

15- Leo Leyenda, reaparecido


—Don Leo, don Leo, ¿es verdad lo que escuché? —le dijo, agitada, la empleada a Leo Leyenda.

—No sé, dígame Lila que escuchó —le respondió Leo, sin levantar la vista del diario.

—Escuché que… ¡por favor, dígame que no es cierto!

—Yo le digo, pero dígame antes qué es lo que no es cierto. ¿Qué escuchó? —le respondió Leo, levantando los ojos del diario.
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—Que hace mucho que usted no aparece por esta página porque ¡sus suegros lo tuvieron secuestrado! Eso escuché, que desde que usted fue a visitar a sus suegros, no se supo más nada.

—Pero no, Lila… ¿de dónde saca esas cosas?, ¡cómo me van a secuestrar mis futuros suegros! Claro que no, simplemente estuve de vacaciones, con Inés. Los dos trabajamos duramente todo el año, yo leyendo y ella componiendo milongas y cantándolas en público, nos merecíamos unas vacaciones. Pero Lila… ¡usted se cree todo lo que escucha!

—Bueno, don Leo, me alegro de que no haya estado secuestrado, pero si vamos al caso, usted se cree todo lo que lee.
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—Claro que sí, Lila. La palabra escrita es perpetua, es eterna, no como la palabra hablada que se la lleva el viento. No, la palabra escrita sigue viva por siglos y siglos, ¿quién va a decir una mentira sabiendo que lo que diga será leído y juzgado durante toda la eternidad?

—No sé, don Leo, yo he leído mentiras.

—No me diga eso, Lila, yo no la he visto nunca leer—le respondió Leyenda, ofendido.

—Aquí no, porque vengo a trabajar, pero también leo, don Leo —le dijo Lila, más ofendida.

—Bueno, bueno, dejemos eso de lado, ¿quién le dijo esa mentira de mi secuestro? —le respondió Leyenda, dejando el diario en la mesa.

—No le puedo decir, pero le aseguro que es de buena fuente —le aseguró Lila, moviendo la cabeza hacia arriba y hacia abajo.

—Sí, es buena la fuente del patio, pero yo no vi a nadie allí, ¿fueron las plantas?, ¡siempre trayendo chusmeríos!, no sé cómo hacen, si están plantadas al piso…

—No, don Leo, no fueron las plantas, fue una persona, pero, en fin, si usted está bien ya no importa, ¿no?

—Claro que estoy bien, Lila, estoy muy bien, revivido, reaparecido, recuperado…

—Me alegro, don Leo —le dijo Lila, sirviéndole el café.

—¿Vio que linda que está Venus? Le cayó bien Inés, se ha puesto más linda desde que tengo novia —le preguntó Leyenda, luego de comer tostadas con manteca.

—¿La carnívora? Esa planta es un peligro don Leo, a mí me tiró un tarascón.

—No puede ser, la habrá confundido con un bicho.

—Yo creo que no, don Leo, a mí esa planta nunca me despertó confianza.

—Porque usted le tiene miedo, Lila, es una planta sensible. No le demuestre miedo, ella se da cuenta, ¿qué le puede hacer a usted?, es una planta no un tigre.

—Mire, no le quería decir, pero usted que lee todo, ¿no leyó lo que esa planta escribió sobre mí? Escribió que soy chueca, ¿a usted le parece?

—No, Lila, mirándola bien, no se le nota mucho, todos somos un poco chuecos —le dijo Leyenda, mirando sus piernas.

—No, don Leo, digo si le parece bien que esa planta escriba eso sobre mí, ¿por qué no escribe otra cosa?

—Ah, no sé Lila, pregúntele a ella, mándele un e-mail, seguro que le contesta. Es que tiene poca vida social, no ve mucha gente, y como estuve de vacaciones…, sólo la vio a usted, ¿sobre qué va a escribir?

—No la justifique don Leo, esa planta no me quiere.

—¿Y qué quiere que haga yo?, ¿que la hable? Bueno, yo la hablo, pero vio, los sentimientos son difíciles de manejar, y no creo que una planta razone mucho, aún tratándose de una planta que escribe —dijo Leyenda en voz baja.

—Por mí no le hable, pero yo no la riego ni le limpio más las hojas, ocúpese usted.

—Pero Lila, ¿para qué le pago?, Venus es mi planta favorita y yo no puedo ocuparme de todo, ¡hay tantas lecturas que me esperan! Ahora mismo, ¡tengo tanto que leer! Vaya, Lila, sea buena, riégueme la carnívora y las otras plantas chusmas que tengo, yo voy a leer esta mañana y por la tarde me voy a pasear con Inés.

—Como usted diga, don Leo —respondió Lila, retirando los elementos del desayuno.

Leo Leyenda se fue al jardín, a leer, a disfrutar de la sombra veraniega de sus árboles y a pensar en Inés, que trabajaba en sus milongas en la casa de al lado.

A Vanesa, quién supuso que a Leo lo habían secuestrado sus suegros, y me lo contó.

17 comentarios:

Vane dijo...

Gracias!!!
Me en-can-tó!!!
menos mal que no lo habían secuestrado... son raros los suegros, pero buena gente!!!

Y Lila... que chusma!! jaja

Y esa planta, que fea!!! yo no la tendría en mi casa!!!

Gracias Mariela!!!, siempre me gustó Leo leyenda... y me causó una sorpresa enorme este capítulo!!! me arrancaste una sonrisa grande!
besos

Vane dijo...

ahhh mi marido me regaló un cactus y no tenía nombre (yo tengo varios de esos chiquitos y les pongo nombre) asique le voy a poner Venus!!! no es una planta carnívora, pero se parece jaja

adolfo payés dijo...

Hermoso viajar por tu blog se siente y se queda cuando entro a leerte ..

saludos un placer siempre descubrir tu post..

saludos fraternos

Mariela Torres dijo...

Vanesa: Gracias a vos por haberme contado lo que pensabas, yo se lo dije a Lila, y ellos hablan solos.
Me gustan los cactus, sí, Venus le va a quedar bonito. Esta carnívora se llama Venus, porque su nombre vulgar es así, no se lo puse yo. Besos.

Adolfo Payés: Gracias por pasar por aquí y tus amables palabras. Saludos.

Vane dijo...

Siiiiiiii la Venus atrapamoscas!!!
pero yo a mi cactus ya lo bauticé Venus
tengo otro que se llama "cubosin", y otro que se llama "cactuciber" (imaginate quien les puso esos nombres) jiji
...y en el futuro, cada vez que lo vea y lo hable me voy a acordar de Leo!!!!(que seguro ya se habra casado con Ines!)

Mariela Torres dijo...

Vane: ¡Gracias! Leo será inolvidable para mí también, por eso tiene casa propia.

tia elsa dijo...

La verdad yo fui la que les dije a las planta que don Leo había secuestrado con todo el tiempo que paso, nada bueno podría haberle pasado! pero bueno me equivoqué.
Pdta: que suerte que volvió!!!!

Mariela Torres dijo...

Tía Elsa: ¿Así que fuiste vos la que se lo contó a las plantas?, ¡con razón Leo se pregunta cómo las plantas saben tanto, si están plantadas! Se supo, se supo, se supo.

Besos.

Anónimo dijo...

Esla primera vez que te leo, pero no será la última. Me encantó
Saludos

Mariela Torres dijo...

Mistral: Gracias por tu lectura y comentario. Bienvenido.

mauri dijo...

Me hacía falta releer a don Leo.
Espero que lo continúes lo antes posible. Un abrazo

Mariela Torres dijo...

Mauri: Gracias por tu comentario, claro que continuará. Un abrazo.

Unknown dijo...

muy bueno, me gustó demasiado...

Mariela Torres dijo...

Otra vez a viajar al olvido...: ¡Gracias!

Marcelo dijo...

Hola! Es mi primera vez en este blog, no sé si me conocés...Mariela, esto se paga solo: "¿quién va a decir una mentira sabiendo que lo que diga será leído y juzgado durante toda la eternidad?"
Me encantaría pensar en esa posibilidad. Creeme, no te miento...
Un beso

Mariela Torres dijo...

Marcelo: Yo también quisiera creer, sobre todo en la parte de la eternidad. Besos.

Unknown dijo...

y no hay mas?