jueves, 3 de julio de 2008

1- Leo Leyenda: el lector



Nos encontramos en la casa de nuestro gran lector, orgullo de nuestra ciudad y paradigma de los distinguidos suscriptos a nuestra revista, el señor Leo Leyenda.

Nos recibe una empleada, la que nos conduce a los fabulosos jardines de esta mansión, donde se encuentra el señor Leyenda, leyendo.

—¿Cómo está usted, señor Leyenda?

—Muy bien, gracias. Lo estaba esperando.

—Es un orgullo para nosotros, los responsables de la publicación El búho lector poder hacerle esta entrevista. Es usted un modelo a seguir por nuestros lectores.

—Me halaga usted, muchas gracias; pero vayamos a las preguntas, tengo mucho que leer.

—Bien. Una pregunta que le interesaría mucho a nuestros lectores que yo le formulara es si usted considera que hay distintas lecturas según los momentos del día.

—Desde luego que sí. El mejor momento de la poesía es la tarde; las obligaciones, tareas y lecturas de la mañana ya se encuentran resueltas y el espíritu se dispone mejor a la lectura de la poesía.

—Es muy interesante esto que usted nos dice. ¿Y qué lecturas recomienda para la mañana?

—Para la mañana nada mejor que la épica y las novelas de viajes y aventuras.

—¿Sí? ¿Y por qué razones? Dígaselas usted a nuestro público.

—Porque hay mucha luz y las aventuras hacen que uno termine de despertarse.

—Ah… sí, sí, claro. ¿Y qué recomienda usted para la noche?

—Los cuentos policíacos y de terror; por su brevedad permiten que uno se duerma rápidamente, pero por su temática… ja, ja, ja.

—Bien. Cambiemos de tema. Tiene usted un hermoso jardín, variado y muy bien cuidado, flores salvajes en orden y armonía junto a flores cultivadas.

—Sí, es cierto. Cultivo rosas, claveles, margaritas, prímulas, siemprevivas, violetas, alelíes y algunas más.

—Se nota que es un paisaje muy inspirador para la lectura.

—Sí, sí, también. En realidad me siento aquí, porque mientras leo practico uno de mis entretenimientos predilectos, que puedo compartir con sus lectores.

—¿Sí? Cuéntenos su pasatiempo.

—Conversar con ellas.

—¿Perdón?

—Sí, conversar con las plantas; mucho no hablan, se reprimen. Y algunas también escriben, desde su punto de vista vegetal, desde luego. Yo leo sus textos.

—…

—Claro, sí, las que tienen hojas más duras, hasta pueden escribir en computadora. Tienen que tener fuerza para presionar las teclas; si no, si tienen hojas débiles, ellas prefieren escribir con lápiz. Después de todo, un lápiz es casi un pariente, ¿no?

Me despido, asombrado ante estas revelaciones y creo notar en la entrada una carpeta sobre el piano, que no había visto antes, que, bien mirada, resulta ser una combinación de textos, titulado: Los cuentos de mis plantas.

1 comentario:

lopezrdiego dijo...

soy bastante nuevo en estos de los blog y nunca se me ocurrió apretar tu nombre y que me conducirian a los tuyos,hoy lo he hecho jajaj y aqui estoy che. Y por otro lado una admiradora tuya (naiviv) me ha comentado sobre tu blog de arte y pintura y en breve pasaré a husmear por ahi y ver los videitos,amiga. Por ahora ando con leo leyenda.
Gracias por tus comentarios de siempre y por incluir mi blog en el tuyo,paciencia, que cuando aprenda a hacerlo en el mio, incluiré el tuyo, lo prometo.